Las motos de Alain Freyre

Texto y fotos: Willy Hierro Caveda

Cuando uno va a una exposición de algo que lo apasiona, en este caso las motos, va con la idea de ver cosas que valgan la pena, algo que justifique haber tomado tu tiempo para asistir. Si así pasa, es muy bueno; pero lo que pude disfrutar viendo la colección de Alain superó mis expectativas. Son motocicletas de alto calibre, británicas y norteamericanas, las cuales fueron en su momento una novedad circulando por las calles de Cuba y hoy son patrimonio histórico de nuestro museo rodante, en este caso sobre dos ruedas.

Lo más difícil, además del acabado que tiene su obra, es su tamaño. Son motos que caben perfectamente en la palma de una mano, lo que sería aproximadamente la escala de 1:34. Su principal material es el cobre, aunque sus ruedas están cubiertas por una goma, como lo es en las motos originales.

Seis son las motos en exhibición, una cantidad que aparentemente es poca, pero si miras los detalles y el gusto que genera te das cuenta que construir una obra como esa lleva meses. Freyre es un artista, aunque le cueste creérselo; quien ve su trabajo se da cuenta de que quien lo hizo no puede ser otra cosa. Sin embargo, Alain es de profesión informático, una labor difícil y más que necesaria en nuestros días; pero nosotros estamos más que complacidos de que el hobby de Alain sea construir motos a pequeña escala.

Estas seis motos son: Matchless en proceso de construcción, marca británica; Harley Davidson de tres ruedas, marca creada en Estados Unidos; Harley Davidson modelo California; Vincent Black Shadow de 1952, otra marca británica; Indian Chief de 1940, de origen norteamericano y otra Indian Power Plus de 1926. Pero nombradas así no dicen nada, hay que visitar el Museo del Automóvil, “El Garaje”, para vivir una experiencia única.

Tuve la dicha de conversar con Alain, porque conocer cómo llegó hasta aquí es una historia digna de contar. Compartiré con ustedes algunos detalles. Me cuenta Alain que su interés por crear viene desde que era niño y con apenas ocho años construyó una “Chivichana futurista” con mandos cruzados, capaz de doblar con ambos trenes –delantero y trasero–; un invento que en sus pruebas le costó un diente, “gajes del oficio”. Fabrica estas motocicletas desde hace tres años, las primeras se las regaló a sus amigos. Estas, las comenzó a fabricar hace dos años, con el inicio de la pandemia, una colección que marca su mayoría de edad como artista. Hay que señalar que son modelos únicos, no se pueden replicar; además, las motos están sujetas a prueba por su hijo de seis años, el cual las utiliza como juguete por dos días; si resisten, se da por concluida la obra.

Alain me comentó que este es el principio de un trabajo desarrollado en su mente, colecciones que nos traigan leyendas vividas en nuestro país con el interés de que no pasen inadvertidas, algo que los amantes de las motos y de la historia agradeceremos siempre.